El quinto mosquetero
Roland Garros corona campeones: Rafa Nadal, Iga Świątek, Marcelo Arévalo y JJ Rojer y Caroline García y Kristina Mladenovic.
¡Buenos días, buenas tardes, o buenas noches!
Lo ha vuelto a hacer.
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Creer. Confiar. Insistir. Esa fue la mejor manera en la que pude resumir la última gesta de Rafa Nadal. El tenista más importante de la historia del deporte (¿también el mejor deportista de la historia?) logró esta semana pasada su decimocuarta Copa de los Mosqueteros.
Nadal se deshizo de manera ilógicamente incontestable de Félix Auger-Aliassime, Novak Djokovic, Alexander Zverev (a quien dominaba cuando se lesionó) y Casper Ruud.
Me gustaría que este boletín fuera un espacio semanal de narrativa deportiva dónde poder contarte historias especiales de profesionales únicos, y por eso había preparado una pieza sobre la manera en la que el tenis femenino ha evolucionado desde la reconocida volatilidad del liderazgo WTA hasta la llegada de la dictadura de Iga Świątek (2020). Sin embargo, la propia narrativa de la última edición del torneo galo me obliga a hablar de lo que ha hecho Nadal. Eso y mi absoluta admiración.
Empezar perdiendo
El pasado domingo 29 de mayo tuve la suerte de debutar como narrador en Radio Marca contándote el partido de octavos de final entre Rafael Nadal y Félix Auger-Aliassime (6-3 / 3-6/ 2-6 / 6-3 / 3-6). Además de poder aproximarme al mérito que tiene este nuevo título, sufrí con él durante más de cuatro horas.
Por mi cabeza en aquellos momentos, cuando el marcador estaba cuesta arriba, solo rondaba la terrible idea de que en ese debut podría acabar contando la quinta derrota de la historia de Nadal en Roland Garros.
El canadiense entró como un ciclón en la pista y hasta el quinto juego del segundo set era capaz de meter absolutamente todo.
¿Iba a ser yo el que le pusiera la voz en Radio Marca a la eliminación en París del mayor tenista que ha visto la historia? Solo rezaba porque así no fuera.
Las derrotas de Nadal en París
Con esa idea en la cabeza empecé a pensar cuándo y quién había sido capaz de echar a Rafa de Roland Garros desde que ganara el primer título en 2005:
2009: Robin Soderling (23 ATP) protagonizó una de las mayores hazañas de la historia del deporte acabando por primera vez con el idilio de Nadal en París, que venía de llevarse 31 victorias seguidas en Roland Garros y hacerse cuatro veces consecutivas con el torneo.
2015: Uno de los años más complejos en la vida de Rafa que acabó en cuartos con derrota en Roland Garros ante Novak Djokovic (7-5, 6-3 y 6-1), terminando con la racha histórica de 39 triunfos consecutivos y otras cinco copas de los Mosqueteros.
2016: Retirado por lesión ante Marcel Granollers (la ATP no lo contabiliza como derrota).
2021: Tuvieron que pasar otros seis años para ver a Nadal nuevamente derrotado en París. Su verdugo fue otra vez Nole, esta vez en semifinales (3-6, 6-3, 7-6 (4) y 6-2).
Solo dos tenistas habían sido capaces de sacar de la pista con derrota al tenista de Manacor.
La épica nadaliana
Le bastó a Rafa ir un set abajo para ponerse a funcionar y tirar de épica para llevarse el duelo ante Auger-Aliassime. Ya puedo decir qué canté y conté una victoria de Nadal sobre la tierra batida de París.
Empezaba la cuesta arriba para el tenista.
Entrar en calor con el canadiense y dar 105% ante quién había sido capaz de echarle de Roland Garros dos veces. En cuartos de final esperaba Novak Djokovic.
El partido no defraudó. Uno de los mejores de la historia del tenis.
La épica le ha venido siempre muy bien a Rafa. “La cabeza mejor amueblada del circuito”, dicen algunos de los narradores que cuentan las victorias de Nadal por medio mundo.
Y es verdad.
Para ganar a Nadal no basta con jugar mejor, correr más e ir por delante en el marcador. A Nadal hay que dejarle sin aliento y verle derrotado en el vestuario para confirmar que le has ganado.
Juega cada punto como si fuera el último. Es un competidor brutal. Como no debe haber otro en la historia.
No quiere ganar cada partido, cada set o cada juego. No. Quiere ganar cada punto que se disputa.
Ha insistido en varias ocasiones con que no le preocupa demasiado lo de acabar su carrera como el tenista con más títulos de Grand Slam de la historia. Permíteme que difiera, Rafa.
A las prueba me remito.
El partido contra Djokovic, viéndolo con perspectiva, ha sido la GRAN final que nos ha dejado la edición 2022 de Roland Garros.
Más allá del resultado (2-6 / 6-4 / 2-6 / 6-7) que podría mostrar una clara superioridad de Nadal sobre Nole, que la hubo, el partido tuvo momentos para romperse por un lado o por el otro.
Con una diferencia: cuando vinieron mal dadas hacia Rafa, mantuvo la compostura, mordió el labio y peleó por darle la vuelta. Nole, tenista mayúsculo, sucumbió cuando las pelotas se quedaban en la red.
Rafa marcó la diferencia en los pequeños y en los grandes detalles.
La vida son momentos
Analizar el deporte, o la vida, intentando eliminar del relato esos momentos fruto de vete tú a saber qué (lo del destino no va conmigo), no tiene ningún sentido.
Es hacerse trampas.
Nadal se enfrentó a Zverev en semifinales y una mala pisada provocó una terrible torcedura en el pie derecho del alemán que acabó por retirarle de la competición.
Un momento de mala suerte que nos privó de otro partido mayúsculo y que regaló a Rafa Nadal, sin sudar demasiado -se había anotado el primer set y empataban a seis juegos en la segunda manga-, una nueva final de Grand Slam.
Lo que pasó el domingo en la pista central de Roland Garros lo sabemos todos.
Nadal fue un rodillo que comenzó a ganar el partido desde el calentamiento y que confirmó sobre la pista en poco más de dos horas que la decimocuarta Copa de los Mosqueteros tenía que viajar a España.
La Copa de los Mosqueteros, en honor a aquellos cuatro franceses que fueron capaces de acabar con el dominio americano en la Copa Davis en 1927, ha visto ganar a Rafael Nadal en catorce ocasiones.
Hubo un tiempo en el que Francia reinaba en su tierra. René Lacoste (el cocodrilo), Henri Cochet (el mago), Jean Borotra (el vasco saltarín) y Jacques Brugnon (Toto) fueron capaces de ganar de manera consecutiva el mítico trofeo. Los aficionados galos, ahora, se rinden al tenis de Nadal.
Les invitó a no dejarle solo en esta edición que preveía sería la última de su carrera sobre París, y el público respondió. Punto a punto. Victoria a victoria.
Es el quinto mosquetero.
Cuando se retire, esperemos que dentro de varias décadas, no solo Roland Garros tendrá una deuda infinita con Rafael Nadal. El tenis y el deporte mundial deben rendirse ante el mayor competidor que ha dado la historia y quién sabe si también, ante el mejor deportista de todos los tiempos.
Quiero recomendarte
Qué he escuchado esta semana. Hazte un favor. Pégale una oída, si no lo has hecho ya, al episodio #225 del Nodcast de La Libreta de van Gaal. Un especial sobre el “fichaje” de Kilian Mbappé por el Real Madrid.
No obstante, ha estado más de cinco años apunto de llegar al club blanco.
Qué he leído esta semana. La vuelta del AC Milan a la máxima expresión es una de las noticias deportivas que más feliz me han hecho en estos últimos meses. Ver esa camiseta de nuevo campeonando y soñarla el próximo curso por la Champions me parece excitante.
Fútbol de siempre.
Uno de los artífices de este éxito mayúsculo, de este ritorno del Milan, ha sido Ibrahimovic; y es que, como dice Marcel Beltran en la Revista Panenka, “Zlatan nunca se acaba”.
Qué he visto esta semana. Nada que merezca la pena reseñarte.
Quiero acabar haciéndote una pregunta: ¿Volveremos a ver a Rafa Nadal jugando en Roland Garros?
Mi semana
La primera. Este domingo 12 de junio te espero desde las 11.00 y hasta las 14.00 en la antena y en la APP de Radio Marca para contarte toda la actualidad deportiva y analizar lo que vendrá el fin de semana.
La segunda. Te espero en la FM, la APP y YouTube para la retransmisión de las Finales de la NBA 2022 entre los Golden State Warriors y los Boston Celtics (2-1). Las estamos dando todas las madrugadas en RADIO MARCA. Si te gusta la NBA y quieres echar un buen rato, sabes dónde estamos.
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