Proyecto Canguro
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Lo de siempre
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Lo de siempre

☕️ Sobre servilletas en el suelo y las mil vidas del Madrid.
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¿Cómo estás, Canguro?

🤟🏻 Aquí Sergio F. Núñez: gracias por su visita.


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Me gustan los bares con servilletas por el suelo. En la zona de la barra. Como siempre.

Me encantan los bares en los que se dan las buenos días al entrar y al salir.

Me vuelven loco los bares en los que casi antes de verte llegar ya tienes en la barra “lo de siempre”.

La vida puede que sea menos emocionante desayunando siempre lo mismo. Paso de la chía y del té con menta. Café con tostadas. Desde hace algunos meses, siempre con proteínas. Algún día aguacate. Poca fantasía más.

No me gusta la rutina, me genera desgana. Prefiero lo cotidiano.

Las palabras.

Las emociones que más me gustan son las de los sábados libres al sol con el MVP y con C y alguno más si suma. Ese sol de invierno que te quema la cara y te obliga a deshacerte del abrigo y la bufanda en la segunda cerveza.

Cómo lo echo de menos.

Mi cotidianidad deportiva también me gusta. Cuento pocas temporadas sin celebrar. Qué fácil es ser de un equipo grande, dice alguno que no es consciente de que ganar una Liga no es fácil. Ni te digo una Champions. Otros pensaron que sí.

Harto de ver ganar ligas y Champions a mi equipo, y antes de ponernos en el pecho la Eurocopa de 2008, pedí durante meses que ganáramos un Mundial. Mi yo de 18 años comprometió a toda la hinchada madridista: “Dios mío, danos un Mundial y a cambio, haz que el Madrid deje de ganar ligas y Champions durante un tiempo. Lo uno por lo otro”.

Fueron meses de rezos y plegarias antes de irme a dormir. Funcionó.

Cuando se complicó lo de la Décima y ya llevábamos dos Eurocopas y Sudáfrica, volví a rezar para deshacer el hechizo. Me costó algo más pero surtió efecto.

Ser fan de un equipo grande también es complicado. Están sus valles y caídas que alteran lo cotidiano y complican escuchar la radio y leer la prensa: ¿quién escucha qué programa después de que te pinten la cara en Arabia?

Lo bueno de ser fan de un equipo grande es la confianza. Aún confío ciegamente en que las finales se ganan, no se juegan. Animo hasta el minuto en que Ramos mete la cabeza en Lisboa siendo plenamente consciente de que el empate llegará. Siento a Rodrygo levantándose en el Bernabéu como si saltara yo mismo.

La confianza en lo cotidiano. Confianza en que si pasa siempre, volverá a pasar.

Por eso, en los malos momentos, la confianza alcanza límites insospechados. La remontada ante el Villarreal fue compleja, heroica y cotidiana. No es la primera, llegarán más.

El ver cómo el mundo entero aguarda hasta el final del partido para matar a un equipo que pierde dos a cero al descanso, es cotidiano. No vaya a ser… y es.

Lo normal es caerse, la diferencia es como se levanta. Y en eso, el Madrid, es el más rutinario de todos. Lo seguirá haciendo mientras viva.

Otro de los grandes placeres que me da la vida es desayunar en un bar con servilletas en el suelo un lunes después de empacharme con una nueva victoria del Madrid. También lo seguiré haciendo mientras viva.


Gracias por llegar hasta aquí ¡La mejor manera de ayudarme es difundiendo la palabra!

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Nos vemos pronto, pero si quieres que hablemos antes podemos hacerlo en @SergioFNunez o en sergiofnunezs@gmail.com ¡ÉXITO!

Sergio F. Núñez

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Una columna hecha podcast sobre historias de la vida y del deporte contadas a través de los ojos del MVP. Por Sergio F. Núñez.
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