Y tú, ¿quién eres?

Sobre nosotros y cómo te cambia la vida escribir(te)

¡Buenos días, buenas tardes o buenas noches!

No innovo en esto. Es lo de siempre. Lo de antes. Pero ahora es nuevo.

¿Sabes quién soy? O mejor dicho ¿Recuerdas quién soy? Lo de antes no tiene nada que ver con lo de ahora. El tiempo (hace más de un año que no te escribo) nos cambia, nos hace diferentes, nos evoluciona. No digo que sea ni mejor ni peor, solo sé que es diferente.

No soy el mismo de hace un año. Ni tú tampoco. Probablemente tampoco escriba igual; seguro que no escribiré sobre lo mismo. No tengo ni las mismas necesidades ni me importan las mismas cosas.

En estos últimos quince meses mi vida ha cambiado de manera notable ¿Y la tuya? Me gustaría saber cómo estás. Y también me gustaría que si no quieres estar, que no estés. Siéntete libre. Cero rencor.

¿Sigues leyendo? Bien. Ahora estamos los que queremos estar. Me alegro de que quieras que siga escribiéndote. Llevo poco más de mil caracteres y ya estoy emocionado.

¿De qué va esto? Quinta pregunta ¿Las has contado? Una más, ya son seis. Esto va de recuperar una parte de lo que soy y que ha estado en barbecho durante quince meses. Tiempo en el que mi nueva vida (apasionante por cierto; no la cambio) no me ha dejado tiempo, valga o no, para dedicarme a cosas menos importantes. Ahora, con todo más o menos ordenado, depende del día, puedo pensar en volver a dedicarme a aprender, a escribir, a crear cosas por la propia pasión de crearlas.

De eso va esto. No es nuevo.

Quiero hacerme preguntas e intentar contestarlas. Lo llevo haciendo desde hace pocas semanas: buscando cada día algo nuevo sobre lo que reflexionar antes de acostarme. No son éxito todos los días, pero el porcentaje de acierto está en la media.

Pensando en volver a ponerme delante del teclado por amor a él, pensaba lo que pienso siempre que lo hago sin un objetivo claro: ¿hacia dónde vas? El motivo de la búsqueda es la pregunta más difícil a veces, y otras, la más sencilla. Hay días que te encuentras con un impacto que te hace seguir indagando, pero hay otros que aunque busques y rebusques, no encuentras.

Pretendo seguir preguntándome cosas, apuntarlas en la libreta y profundizar sobre la que más me llame la atención. He vuelto a ir con libreta y eso sí que me hace feliz.

Me impuse por ahorro y convicción dejar de comprar libretas y digitalizar 100% mi vida y mi trabajo. Me pasé a Notion, lo investigué en profundidad, me formé y lo utilicé durante algunos meses hasta que me tope el pasado enero con algo que se llamaba Bullet Journal. Una técnica de productividad y trabajo que mejora y mucho la manera en que formulo mis días y también mis noches.

Lo he combinado con el journaling. Un término en inglés para que decir que escribes parezca mucho más importante de lo que realmente es. Escribo cada día un párrafo o una hoja en función de lo que me apetezca y siento que me está transformando: me ayuda a luchar contra la ansiedad, me regala un tiempo de calma y reflexión y me permite profundizar en esas cosas que menos me gustan para enfrentarme a ellas.

Esta es mi experiencia, pero he encontrado multitud de artículos en los que se refrenda lo que yo he podido sentir estos meses.

Son muchos los autores que coinciden en la importancia de no abandonar el bolígrafo y el papel:

• “Estadísticamente, la mayoría de los estudios sobre la relación entre la escritura a mano y la memoria muestran que las personas recuerdan mejor las cosas que han escrito manualmente que las que escriben en un ordenador”, Naomi Susan Baron, profesora emérita de lingüística en la American University de Washington D.C. (Estados Unidos) y autora de Who Wrote This? How AI and the Lure of Efficiency Threaten Human Writing .

• “Hemos demostrado que cuando se escribe a mano, los patrones de conectividad cerebral son mucho más elaborados que cuando se escribe con un teclado”, Andrey van der Meer, profesora de neuropsicología de la Universidad de Noruega de Ciencia y Tecnología 

He (re)descubierto que las reuniones, los proyectos y lo que pasa en mi día a día se asienta mucho mejor en mi cabeza tras haberlas transcrito, con notas breves como aprendí con el método Bullet Jornal, eso sí: aprendizaje con formas sintéticas.

• “Sostener un bolígrafo con los dedos, presionarlo sobre una superficie y mover las manos para crear letras y palabras es una habilidad cognitivo-motora compleja que requiere gran parte de nuestra atención”, Mellissa Prunty, investigadora de la Universidad Brunel de Londres.

No soy el único. Existen multitud de estudios, como el realizado por la profesora Baron sobre más de 200 alumnos de universidades americanas, en los que se “afirma tener más concentración y mejor memoria cuando escriben un texto sujetando un instrumento de escritura en lugar de pulsando las teclas de un teclado, lo que sugiere que nuestro sentido del tacto desempeña un papel vital en la forma en que absorbemos la información”.

Voy terminando: última reflexión

Hace no demasiados días que se celebró el Día Mundial de la Salud Mental, una fecha señalada en el calendario de, por desgracia, cada vez más personas. Es una de las grandes lacras de nuestro tiempo y se viste de diferentes formas para llegar a afectarnos.

Estamos aprendiendo como sociedad a visibilizar el problema, y esa es la mejor manera para materializarlo y buscar soluciones.

Hablo sobre mi experiencia, sobre lo que soy, cuando te digo que escribir ayuda. Te lo recomiendo, en los buenos y en los malos momentos. A la larga, el trabajo de relectura, además, te ofrece una visión única sobre ti y esa fase de tu vida.

También da respuestas. Yo me pregunté e intenté aprender algo sobre quién soy… y acabé escribiendo. Llegué a esa conclusión con mi libreta después de una noche durmiendo del tirón y de un despertar sin alarma ¿Te has preguntado alguna vez quién se inventó la siesta? Eso da para seguir aprendiendo…

Seguimos remando 🤘