¡Buenos días, buenas tardes, o buenas noches!
¿Cómo estás, Canguro?
🤟 Aquí Sergio F. Núñez: toca cambiar la televisión.
Si estás pensando en tener un hijo, quiero que sepas que no todo es de color de rosa. Aunque puedas llegar a creerlo o la sociedad te lleve a engaño. No vaya a ser tampoco que esta columna hecha podcast que publico los lunes y que se llama Proyecto Canguro te lleve a equívocos.
Tener un hijo, aunque sea el MVP, es realmente duro. Hay que trabajar día y noche desde que nace. Da igual si tienes un buen momento, te duele la garganta o has dormido poco. Hay que trabajar día y noche desde que nace. 24-7-365.
Recuerdo perfectamente el primer momento en que le vi, lo primero que le dije y la carita que puso. Yo tenía 38 de fiebre y la vacuna del COVID recién inoculada. Fue un buen inicio.
Desde ese momento y hasta hoy, 15 meses después, he (hemos) tenido pocos ratos de calma.
Como ejemplo te diré que escribo esta columna mientras hago cola a la puerta de un supermercado, una hora antes de que abra, para pedirle a los Reyes un juguete para el MVP.
Solo lo haces si eres padre. O madre, claro.
Desde que vi rojito al MVP aquel uno de agosto, he tenido que renunciar a muchas cosas. Es lo que tiene ser padre.
Tu vida cambia, con sus cosas buenas y sus cosas malas, pero no volverá a ser la misma. Nunca.
Son años de renuncia casi a ser quien eras.
Que no suene dramático, es una realidad.
Es como quien renuncia a su juventud, las discotecas, las copas y los viajes de fin de curso. Renuncias a comer hamburguesas y pizzas. Renuncias a beber cerveza y ginebra. Y lo haces durante más de 20 años. Todo con la única intención de que tu cuerpo sea una auténtica máquina de élite para, combinado con tu talento innato para el deporte, llegar a disfrutar de una cita inmensa como un mundial.
Puedo llegar a imaginar lo que debe ser. Escuchar el rugido del estadio, los aplausos de la grada, el sentir de un vestuario… tiene que ser una auténtica maravilla por la que sería incapaz de renunciar a una sola cerveza bien fresquita o un verano de fiesta y discoteca con 18 años.
El MVP es la putada más maravillosa que me ha pasado en la vida. Por él sí renuncio a una noche entera en la cama o a un camión entero lleno de Alhambra. Y lo haría durante una vida entera. Lo haré.
Ser padre es la hostia.
¡Gracias por leer y compartir!
Nos vemos en la próxima edición del boletín, pero si quieres que hablemos antes podemos hacerlo en @SergioFNunez o en sergiofnunezs@gmail.com.
Éxito.
Sergio F. Núñez
Una putada maravillosa